miércoles, 5 de febrero de 2020

Hoy al fin termino de editar este blog

Y desde entonces he sido funcionario, maestro, vendedor de discos, librero, vividor, borracho, miserable... Había abandonado la idea de continuar escribiendo, y entonces me volví temeroso, preocupado, editor, amiguero, más borracho y miserable. Me han golpeado los años, sin embargo, me han traído la paz y curiosamente las ganas de continuar con mis propósitos por más que hayan voces más importantes que la mía, por más que deba callar ante las palabras de mis maestros. Ha pasado mucho tiempo, pero en el papel esto se traduce solo en un espacio no mayor a un dedor.Esta vez a todos los adjetivos puedo sumar el término "Mancho", símbolo de compresión, empatía, acompañamiento y buen humor. Soy un Manchito y he vuelto.

jueves, 16 de enero de 2014

Entre los colores

En el centro del desorden un borrador bebé se ha perdido. El lugar es tan oscuro que los cúmulos de libros con suerte hacen sombra. El borrador está debajo de un cuaderno. El cuaderno perteneció a Chico, un niño  al que le gustaba sacarse los mocos de las narices para limpiarse con la cara de otros niños. También los golpeaba  en la barriga. Chico era malo. Su cuaderno estaba lleno de dibujos. Chico utilizaba muchos colores porque le quitaba sus crayolas al hijo del señor de la librería. Dibujaba animales y formas extrañas que hacían que el sicólogo meneara su cabeza diciendo "Aquí hay un problema, señora". La cubierta del cuaderno estaba rota y muy sucia. El borrador bebé dormía. A su alrededor el cuaderno de Chico, abierto por la mitad, había formado una carpa. Un circo. El borrador despertó rodeado de colores. Muy cerca de él el dibujo de una cabra con cuernos enormes abarcaban una página. Estaba pintada de color azul, negro, amarillo y no tenía ojos. Alzó la mirada y desde las comisuras en el centro pudo ver dibujadas siete estrellas dibujadas con crayón negro. Era un cielo de papel. El pequeño borrador abrazó con alegría a la cabra de colores y repasó entusiasmado sus bordes. Luego se acercó a lo que parecía una roca, una rueda o una pelota con manchas. Dio muchas vueltas. Finalmente, con muchos saltos alcanzó a tocar cada una de las estrellas. Sintió la emoción y el calor de la alegría.
De pronto se dio una vuelta. Y otra. Era tan raro. ¿Por qué? Inclinó su cabeza y frente a la perplejidad asumió la pena. No había cabra de cuernos largos, ni una piedra con forma de rueda o pelota con manchas. Nada. El borrador bebé se dio cuenta de que era un borrador.
No se dio cuenta de que el cuaderno se levantaba, una inmensa mano lo cogía. Luego lo sujetó a él y una fuerza extraña lo hizo bailar. Así, el pequeño borrador fue a corregir uno de los errores de Chico.

jueves, 7 de febrero de 2013

Amat en Chorrillos















Fotografía_ Edward Steichen, tomado de  http://www.jggweb.com/2006/02/27/edward-steichen-interpretacion-emotiva-e-impresionista-2/




viernes, 28 de septiembre de 2012

FURIA DEL PESCADOR

Una barca remolinea. Se avistan los remos chapoteando hacia el abismo. ¿Por qué en el corazón del mar el agua es salada? Porque no he visto mi reflejo en el fondo marino no sumergiré. En tus palabras podré encontrarme, marea mística, o en las tuyas, arroyito de espejos. Porque las brisas no se beben ni los arroyos enteros revientan la sed de los tristes barcos que aún cargan sus redes

martes, 4 de septiembre de 2012

viernes, 1 de junio de 2012

SEGUNDA FURIA

Príncipe David, hoy te enseñé a contar el rebaño y tú a los números ya los conocías porque cifraste el tiempo que permanecí con tus amigos, con el mundo. Apacentaba las bestias cuando preguntaste de dónde vienen los seres y leíste mi silencio sonriendo. "Los pastos frescos son buenos para los ojos, pero las entrañas son modestas", argumenté. Llovía. Maestro, me dijiste, los seres vienen de sí mismos, como el ir y venir del rebaño; como una pregunta y su respuesta. Somos nosotros quienes preguntamos y quienes respondemos, pero no somos nosotros la motivación de la pregunta ni la respuesta. "No estoy de acuerdo", exclamé. Te brillaron los ojos y permaneciste en silencio. Por un momento quise perderte en los montes o abandonarte a orillas de un hambriento río. Empezaste a ovillar los hilos susurrando una alabanza. La cólera hacía sangrar mis encías, ¿por qué las respuestas se acercan a ti?, ¿por qué tú eres lo que eres?, ¿por qué yo? Deshice las bolas de hilo y las arrojé al lodo. Tú sonreías y me preguntaste ¿por qué nace la furia?. "Porque no todos los caballos tienen un jinete", contesté mientras te abofeteaba. "Están prohibidas las preguntas". ¿La furia nace de una prohibición? No quiero estar furioso, me dijiste entre lágrimas. "No lo estarás", te contesté como una sierpe. El río fluía y cantaba herrumbroso con la lluvia. Pensé en tu futuro, en los héroes del pasado, en la esperanza, en tus alabanzas, Príncipe; vislumbré a tus hijos y a los hijos de tus hijos preguntándome cómo se corta un árbol. Tus pequeños miembros sostienen grandes ideas pero yo pude cargarte fácilmente y arrojarte a las aguas que siempre repiten lo mismo.

jueves, 26 de enero de 2012

Anónimo español (Siglo de Oro)

-Gil,¿por qué no das un medio
que dé medio a tu pesar?
-Era el remedio olvidar
y olvidóseme el remedio.